De redacción
En el tenso preámbulo a las elecciones Municipales, Cruz Pérez Cuéllar, el actual alcalde y candidato a la reelección por Morena y sus Aliados, está levantando la voz contra las recientes maniobras políticas de Rogelio Loya, su principal competidor del Frente Amplio por México. Recientemente, Loya fue presentado como coordinador general de los diputados federales por el frente, un movimiento que Pérez Cuéllar tilda cómo actos anticipados de campaña, especialmente porque en las mediciones de las casas encuestadoras, Loya comienza a acortar la brecha antes muy holgada por el hoy Alcalde.
La inquietud de Pérez Cuéllar no es solo una cuestión de rivalidad política. Él está tomando esto muy en serio, insinuando que el nuevo papel de Loya, que ya ha comenzado a asumir “abiertamente”, podría ser una infracción de las leyes electorales. La implicación aquí es grave, sugiriendo que se podría estar aprovechando una ventaja injusta de manera que distorsione el proceso democrático. Pérez Cuéllar no se está quedando de brazos cruzados; ha anunciado planes de llevar este asunto ante las autoridades competentes, señalando un desafío legal inminente.
Las palabras del alcalde llevan un tono de decepción y acusación. Lamenta lo que ve como una “violación flagrante de la ley”, subrayando su creencia de que sus oponentes están recurriendo a tácticas desleales para ganar terreno. Este movimiento, en su opinión, nace de la desesperación, un truco de aquellos “muy, muy abajo en las preferencias” para escalar en la escalera electoral por cualquier medio, justo o injusto.
La narrativa de Pérez Cuéllar no es solo sobre tecnicismos, sin embargo, la actual contienda electoral federal ha dejado precedente del papel de los Coordinadores, algo quesos hace pensar si en realidad tiene que ver con el tecnicismo. Lo cierto es que esto refleja una tensión que hierve a fuego lento entre las principales facciones políticas, presentando el próximo concurso electoral en una luz de controversia y disputa antes de que incluso haya comenzado oficialmente. Este episodio es una clara “indicación” de que la batalla por la oficina del alcalde se librará no solo en las urnas, sino en el terreno legal y moral también.
Desde JuarezOpina.com, podemos decir que esta movida de Pérez Cuéllar es un claro ejemplo de temor político ante el crecimiento de Rogelio Loya y de cómo en la política local, “no se andan con rodeos”. La contienda por la alcaldía promete ser una lucha no solo de propuestas y campañas, sino también de estrategias legales y acusaciones que podrían definir el futuro político de Juárez.